7




"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si
saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera"




Y es que cada vez que toco tu boca
con la punta de mis dedos
recuerdo el capítulo siete,
leido antes de conocerte
(pensando en ti como un presagio)


y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar,
me basta cerrar los ojos para estar contigo sin estar.



hago nacer cada vez la boca que deseo,
la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara,
como si mis dedos fueran pinceles
que pintan besos y que intentan fijar recuerdos
mediante el tacto de tus labios entre mis dedos.

Dibujo esa sonrisa que no quiero olvidar,
y que por un azar que no busco comprender
coincide exactamente con tu boca que sonríe
por debajo de la que mi mano te dibuja.
Y horas después de que te hayas ido
noto el tacto de tus besos
y dibujo en el aire la sonrisa
que he memorizado a fuerza de seguir su contorno.

Me miras,
de cerca me miras, cada vez más de cerca,
y entonces el corazón se me acelera
y los ojos se entrecierran,
respirando confundidos,
las bocas se encuentran.
y en cada beso recuerdo sin saberlo
todo el tiempo que esperé aquel primer beso.

(Ese vértigo dulce mirando al vacío
de lo que podía y no podía pasar)

Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo,
tantear tu piel,
memorizar tu sabor,
(y desabrochar los botones de tu pantalón)
mientras nos besamos como si tuviéramos la boca
llena de flores o de peces

(esos pececitos de colores
que tienen tantos significados a estas alturas
que ponen en palabras
lo que sentía por ti,
incluso antes de ser capaz de admitirmelo a mí misma)


Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella.
Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.