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"Íbamos por las tardes a ver los peces del Quai de la Mégisserie, en marzo del mes leopardo, el agazapado pero ya con un sol amarillo donde el rojo entraba un poco más cada día."



El rojo entra un poco mas cada día...
ese rojo que a veces habla de pasiones que te arrastran casi sin quererlo
y que a veces te habla de la roja desesperación,
que lo cubre todo,
de los días rojos

(ese no sé lo que tengo
pero algo tengo
que no me deja respirar
ni dejar de pensar
en dejar de respirar)

anhelo mañanas...
y esa alegría absurda 
que a veces te toma de la cintura,
y cantar arrastrándote a cruzar la calle,
a entrar en el mundo de los peces colgados del aire.

Añoro realidades que nunca hemos compartido,
añoro rutinas apenas soñadas
y descartadas por irrealizables,
lágrimas mezcladas con reproches
que se secan antes de ser derramadas

y el sabor amargo
de sal en mis labios
cuando me suplicas
que me trague mis penas
y me las trago sin pensar

escondo pena tras pena
en el reverso de mis parpados
para no ver su reflejo en tus ojos,
pero al apagar las luces
vuelven los fantasmas.

dicen que un pez solo en su pecera se entristece
y aunque no encuentro el cristal,
la soledad me mira a los ojos
y la frialdad se me va colando en los huesos
poco a poco.