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—Oh, déjame tranquila. Yo sé vivir, entendés. Yo vivo muy bien como vivo.
Aquí, con mis cosas y mis amigos.


Aquí, con mis cosas y mis amigos.
Yo sé vivir, aunque a veces admito que lo olvido.

Yo vivo muy bien como vivo,
engañando al miedo y a las rutinas

inventando magias que escapan
del gris de los días.

Yo sé vivir, aunque a veces admito que lo olvido,
y sé inventar sueños para sobrevivir a las realidades;

y sé contarme mentiras que son mejor
que algunas verdades.

Yo vivo muy bien como vivo,
entre mis cosas, mi sofá y mis libros.

Aunque bien es cierto que algunas mañanas
intento no mirarme al espejo,

mientras aprieto por el centro
el tubo de dentífrico.


Consiguió dejar de pensar,
consiguió por apenas un instante 
besarla sin ser más que su propio beso.


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