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Estar solo es en definitiva estar solo dentro de cierto plano en el que otras soledades podrían comunicarse con nosotros si la cosa fuese posible.



mi soledad te busca a tientas en las noches otoñales.

mi soledad te busca soñando(te)
apenas has salido de mi cama,
mientras te alejas
(llevándote algo mío en los bolsillos del pantalón)
que me llena de ausencias
y empapa mis sábanas de la pena
del silencio
cuando no estás
(cuando acabas de irte)

mi soledad te busca a tientas
durmiendo(se) en tu lado de la cama,
apoyando mis penas en tu parte de la almohada,
mezclando en sueños los fragmentos de momentos
en los que todo fue perfecto
y el mundo y los demás dejaron de importar.

ese momento en el que el dolor desapareció
entre los gemidos,
y los pecados y penitencias que pasó en vigilias frías
parecieron tan lejanos y absurdos
como inofensivos...

pero habría que vivir de otra manera.
habría que buscar la manera de no sufrir,
aunque de sobra sé que perder eso
significaría perder a la vez los sueños...
quizá vivir absurdamente
para acabar con el absurdo,
pero suplicandole a ese absurdo
que estés conmigo...

a la mano tendida debía responder otra mano desde el afuera, desde lo otro.